Entre los muchos recuerdos que
tengo de un pueblo de Las Rozas que ya no existe, hay uno que desde muy pequeño
llamaba mi atención cada vez que pasaba por delante de ese lugar.
Se trata de un gran mural que había
en la fachada de uno de los edificios de la Plaza Mayor que da a la Avenida de
los Toreros. En concreto, en la fachada del antiguo cine, que luego y durante
muchos años fue la tienda de marcos Araque, actualmente cerrada.
El mural, pintado a brocha y
pincel con esmaltes de colores sobrios, ocupaba la práctica totalidad de la
fachada y su temática y estilo eran totalmente surrealistas.
Después de tantos años me he
olvidado de muchos de sus detalles, pero si recuerdo que representaba un gran
arco de medio punto situado en la parte central, con otros dos más pequeños en los laterales. Había también varios faroles antiguos y una serie de figuras
humanas de rostros extraños, incluso inquietante alguno de ellos. Si no me equivoco,
uno de esos raros personajes tenía una gran bombilla por cabeza. Todo en un
ambiente nocturno o, al menos, sombrío. Una mezcla de cosas un poco abigarrada,
sin perspectiva ni orden lógico.
Contemplándolo a cierta
distancia, la composición podía transmitir cierta idea de gran cara, pues las dos
ventanas circulares que el muro tiene en su parte superior habían sido
pintadas alrededor, simulando dos grandes ojos de los que brotaban algunas
lágrimas.
El conjunto se remataba con
las rejas de las ventanas inferiores, cuyos barrotes formaban una especie de
red metálica con múltiples rombos, pintados en varios colores.
Recuerdo que el mural contenía
algún tipo de cita o frase escrita. También es muy probable que estuviera
firmado, e incluso, que figurase la fecha de su creación, pero son datos que
tengo totalmente olvidados.
Yo diría que el mural debió realizarse
en los años 70. Lo que es seguro es que se mantuvo hasta finales de los 80, si
bien es cierto que cada vez más difuminado por el desgaste y el paso del
tiempo.
En ocasiones he preguntado a
amigos y conocidos si recuerdan este mural. Algunos no saben de qué les estoy hablando,
pero con otros muchos, que eran niños o adolescentes en aquellos tiempos, es
como si se les desbloquease un recuerdo que permanecía oculto en algún rincón
de su memoria, y sonriendo confirman que sí, que recuerdan la extraña pintura. En
cualquier caso, nadie ha sabido darme datos concretos sobre su origen, autor o
motivos que llevaron a su realización.
Como digo, el mural
desapareció hace muchas décadas. Yo diría que aguanto hasta 1989, o incluso,
los primeros 90. La ampliación del ayuntamiento y la remodelación de toda la
Plaza Mayor supusieron su definitiva eliminación. La parte delantera del
conjunto arquitectónico que originariamente había sido un cine, continuó siendo
la tienda de marcos Araque, mientras que la parte trasera, donde se situaba la
sala de proyección, se transformó primeramente en la discoteca Quos (si no me
equivoco, el primer local de estas características con el que contó Las Rozas),
cuya existencia no fue muy larga, pues pronto acabó transformada en
dependencias municipales, cumpliendo en la actualidad la función de Salón de Plenos.
Aunque me he esforzado por
localizar fotografías de el mencionado mural, no he encontrado ninguna imagen
en la que se aprecie bien el conjunto de la pintura. Hay muchas fotografías,
especialmente realizadas durante las fiestas patronales, en las que se intuye
su presencia en el fondo o en un segundo plano de las imágenes, pero apenas se
ve nada.
Solo cuento con la fotografía
que encabeza esta entrada, realizada a finales de los años 80. El hecho de que sea en blanco y negro y de mala
calidad, impide apreciar los detalles. Además, está realizada en un momento en
el que el mural estaba ya muy desgastado. Sin embargo, creo que sirve para situar
exactamente dónde se encontraba y hacerse una idea de sus características.
Seguro que hay muchísima gente
que también recuerda este mural, e incluso, es probable que pueda aportar más
datos e información sobre este pequeño rincón que, durante bastante tiempo,
presidió uno de los lugares de paso obligado del centro de Las Rozas, aportándole cierto estilo y originalidad.
Javier M. Calvo Martínez