miércoles, 4 de diciembre de 2024

LAGARTIJAS (I)


Las lagartijas son los reptiles más fáciles de observar en los días soleados, tanto en el campo como en los entornos urbanos. Existen muchas especies diferentes, siendo España el país de Europa con mayor diversidad de estos pequeños reptiles.

La base esencial de su alimentación son los insectos, que acechan y cazan en gran número. A su vez, las lagartijas forman parte de la alimentación de otros muchos animales, especialmente de aves como los alcaudones, las urracas, las cigüeñas o las pequeñas rapaces; de mamíferos como los zorros o los jabalíes, y de otros reptiles como las culebras. En caso de peligro extremo, se desprende de su cola, que sigue moviéndose, aprovechando la confusión que esto genera en su agresor para poder escapar. Pasado un tiempo, el apéndice perdido se regenerará.

Pero su peor enemigo, sin ninguna duda, lo constituyen los numerosos insecticidas y herbicidas con los que rociamos los jardines y espacios verdes que forman su hábitat y que, lamentablemente, generan una gran mortandad entre estos pequeños reptiles por envenenamiento. En los pueblos y ciudades, los gatos domésticos se han convertido también en una seria amenaza.

Las dos especies más comunes que podemos encontrar en la zona noroeste de Madrid son la lagartija ibérica y la lagartija colilarga.


LAGARTIJA IBÉRICA

Ejemplar de lagartija ibérica fotografiada en Las Matas


La lagartija ibérica frecuenta los lugares pedregosos y rocosos, en los que encuentra plataformas donde tomar el sol y numerosos refugios de los que no se aleja demasiado y a los que huye velozmente en cuanto se siente amenazada. 

El colorido de su piel es muy variable, predominando los tonos verdosos y grisáceos con abundantes motas oscuras. Está habituada a vivir junto a los humanos, por lo que es muy fácil verla calentarse en los muros viejos y las tapias de piedra de nuestras viviendas, por los que siente una especial predilección.

Su actividad es diurna y se alimenta de insectos, aunque puntualmente puede aprovechar algún fruto caído en el suelo. Cuando llega el frío tiende a invernar, aunque se la puede en días soleados durante  prácticamente todo el año.  

La puesta se produce en mayo, poniendo las hembras solo 2 huevos de unos 12 mm de diámetro. Unos 2 meses después nacen las crías, de aspecto muy semejante al de los adultos, pero con un tamaño de a penas 50 mm.




LAGARTIJA COLILARGA

Macho de lagartija colilarga con la característica coloración anaranjada en la zona de la cabeza durante el periodo de cel. Fotografía realizada en El Encinar


Aunque el cuerpo y la cabeza de la lagartija colilarga miden unos 8 cm, con la cola puede llegar a alcanzar casi los 30 cm, ocupando la cola tres cuartas partes de la longitud total, de ahí su nombre.

Prefiere los suelos de arena y tierra, por lo que es muy común encontrarla en los bordes de los caminos de encinares y pinares, escondiéndose ruidosamente a nuestro paso entre la hojarasca, las ramas secas y los arbustos en donde busca refugio, permaneciendo quieta para camuflarse en el entorno. Cazadores diurnos, atrapan pequeños insectos y arácnidos a la carrera.

Durante los meses fríos, invernan en el interior de agujeros y grietas entre las rocas.

Suele presentar colores pardos con una o dos bandas laterales más oscuras. Al inicio de la primavera, momento en el que comienza el periodo de celo, los machos presentan unas tonalidades más vivas y llamativas, destacando el color anaranjado que aparece en su cuello y cabeza, y los ocelos azules sobre las patas delanteras. Las hembras ponen entre 8 y 11 huevos, de forma esférica y de tamaño relativamente pequeño, naciendo las crías en julio o agosto, alimentándose estas de pequeños insectos y larvas.



Las lagartijas, al igual que todos los reptiles, están protegidas.


ASOCIACIÓN HISTÓRICO-CULTURAL CIERZO

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