La historia de este singular
edificio de Las Rozas comienza en 1944, cuando el organismo Regiones Devastadas, bajo la
dirección del arquitecto Fernando García Rozas, proyectó la construcción de una
nueva escuela destinada a la educación de niñas. El lugar elegido para su ubicación fue en la base de la ladera oeste del cerro sobre el que
se asienta la iglesia de San Miguel Arcángel, en el espacio que hoy en día
delimitan la Avenida de la Constitución y la Avenida de la Iglesia.
Las obras se iniciaron en 1945
y se alargaron hasta 1950, dando como resultado un edificio austero y funcional,
pero con cierto encanto.
Estaba compuesto por dos
pabellones de planta rectangular, destinados a las aulas y otras dependencias auxiliares, articulados por un
vestíbulo y distribuidor central de planta cuadrada. La fachada principal, muy
sencilla, se abría hacia la intersección de las mencionadas calles. En la
fachada posterior destacaba un espacioso pórtico de cuerpo cúbico formado por
tres grandes arcos de medio punto con tejado a tres aguas.
El edificio, de una sola
planta y cubierta de teja árabe, descansaba sobre zócalo de granito con
encintado de ladrillo. Tenía fachadas enfoscadas, amplios ventanales y dos
chimeneas, limitándose la decoración a unas sencillas jambas y dinteles de
ladrillo visto en los accesos.
La escuela presidía una amplia
parcela delimitada por una valla de celosía de ladrillo enfoscado, rematada
por losas de granito y con puertas enrejadas, que se integraba perfectamente en el conjunto estético
que conformaban la iglesia y los jardines aterrazados que la rodeaban, formados
por muros de granito y largas escalinatas.
Como ya hemos indicado,
inicialmente se destinó a escuela para niñas, terminando, ya en los años 80,
como centro de educación preescolar, siendo necesario construir en la misma
parcela un nuevo edificio de dos plantas y ladrillo visto para atender las
necesidades de una población cada vez más numerosa.
Durante sus últimos años, la
vieja escuela fue empleada para diferentes funciones municipales hasta que, a
finales de los 90, con motivo de la construcción del parking de la Avenida de
la Constitución, se procedió a su demolición, perdiéndose así otro peculiar
edificio que, aunque humilde desde un punto de vista arquitectónico, tenía un
destacado valor sentimental para muchos vecinos y vecinas de Las Rozas.
En la fotografía que encabeza
esta entrada, realizada desde la torre de la iglesia un frío día de invierno (se aprecia una fina capa de nieve en algunos puntos),
podemos ver el aspecto que ofrecía la escuela poco antes de su inauguración,
con una serie de hoyos preparados para plantar árboles. Al fondo, a la
derecha de la imagen, aparece parte del Barrio de Regiones, mientras que a
la izquierda se ven algunas de las edificaciones pertenecientes a la comunidad
religiosa Sagrada Familia.
Hoy en día, el sitio que
ocupaba el conjunto escolar constituye un espacio abierto, pavimentado casi en su totalidad y poco ajardinado, en
el que existe una pequeñísima zona infantil con un par de columpios en los que,
cuando juegan los niños, parece activarse una tenue reminiscencia que podría
evocar los tiempos en los que ese mismo lugar acogía los recreos de la vieja
escuela.
Javier M. Calvo Martínez

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