jueves, 6 de noviembre de 2025

LA "QUEMA DEL JUDAS" DE MAJADAHONDA


Fotografía realizada por Antonio Alcoba López, años 60 (Hemeroteca Municipal de Madrid)


La “Quema del Judas” es una tradición que, con diferentes variantes, se celebra en muchos pueblos de España, normalmente, al final de la Semana Santa.

Aunque con claras reminiscencias paganas, esta celebración está íntimamente asociada a los autos religiosos y gira en torno a la figura de Judas Iscariote que, según los Evangelios, traicionó a Jesús a cambio de 30 monedas de plata en el jardín de Getsemaní, donde por medio de un beso identificó a su maestro para que pudiera ser detenido, comenzando así la pasión y muerte de Cristo.

Todo ello provocó que la cultura cristiana convirtiera a la figura de Judas en sinónimo de corrupción, engaño y vileza, lo que justificaría esta tradición popular en la que un muñeco o pelele, que representa al apóstol traidor, es quemado, apedreado, manteado y/o apaleado públicamente, simbolizando así el triunfo del bien sobre el mal y la derrota del pecado.

Desde el año 2013, el Domingo de Resurrección tiene lugar en Majadahonda una de estas quemas del Judas, recuperando una costumbre que hacía varias décadas que había dejado de celebrarse. En realidad, no parece que se tratase de un evento demasiado antiguo ni arraigado en el municipio. Con anterioridad a la Guerra Civil no encontramos ninguna referencia al mismo, y habrá que esperar hasta los años 50/60 para poder constatar su celebración, la cual se terminó perdiendo hacia finales de los 70, principios de los 80.

Sin embargo, Tomás Descalzo Aparicio, en su libro de memorias titulado “Historias de Majadahonda” (2005), nos presenta El Judas como “una tradición muy arraigada en Majadahonda” y nos describe detalladamente las características fundamentales de la misma:

“En Semana Santa se hacía un muñeco de trapo de grandes proporciones que representaba a todo lo malo que había ocurrido durante el año y al que se le llamaba “El Judas”. Durante algunos años su cara trataba de parecerse a la del alcalde de turno.

El día anterior a su ejecución lo pasaba el muñeco en el calabozo de Majadahonda y llegada la hora lo colocaban en la plaza de la Constitución sobre una pira de leña, bien sujeto para que permaneciera en pie el mayor tiempo posible. Se le prendía fuego y dos personas respetables del pueblo, con sendos palos largos, le daban una soberana paliza ante el alborozo de los vecinos que se habían concentrado a su alrededor. Después de la quema se lanzaba una colección de fuegos artificiales.”

Sin duda, el origen de la Quema del Judas en Majadahonda partió de la parroquia, ya que esta celebración se realizaba al final de la Procesión del Santo Encuentro, tradicional en muchos pueblos de España, pero que en Majadahonda también parece haber comenzado a celebrarse en aquellos años 50/60. Durante este acto solemne, que se realizaba el Domingo de Resurrección, dos procesiones salían de la iglesia de Santa Catalina en direcciones opuestas: una con la Virgen de la Alegría, cuyo rostro era cubierto con un velo, y otra con la imagen del Divino Niño, que representaría a Jesús resucitado. Al final de sus respectivos recorridos, ambas procesiones se encontraban frente a la iglesia, momento en el que el alcalde retiraba el velo del rostro de la virgen, procediéndose posteriormente a la quema del Judas.

Afortunadamente, contamos con una serie de magnificas fotografías realizadas en los años 60 por Antonio Alcoba López, en las que podemos ver cómo eran aquellas primeras Quemas del Judas en Majadahonda, confirmando muchos de los detalles que Tomás Descalzo Aparicio recogía en sus memorias.



Fotografía realizada por Antonio Alcoba López, años 60 (Hemeroteca Municipal de Madrid)


En esta primera fotografía se recoge el momento final de la Procesión del Santo Encuentro, en el que ambas imágenes se encuentran frente a frente.



Fotografía realizada por Antonio Alcoba López, años 60 (Hemeroteca Municipal de Madrid)


Esta instantánea, realizada desde la torre de la iglesia, nos ofrece una panorámica general del ambiente previo a la quema del Judas. Resulta especialmente interesante conocer el aspecto que en aquellos años 60 ofrecían la calle de la Iglesia y la Plaza de la Constitución, ambas sin pavimentar y donde, junto a edificaciones más antiguas, destacan algunas de las actuaciones realizadas por el organismo Regiones Devastadas al concluir la guerra, como una serie de viviendas y el grupo escolar que aparecen en la parte superior, a la derecha de la imagen. También, al fondo, podemos ver el antiguo cementerio junto al camino que conducía a Las Rozas.


Fotografía realizada por Antonio Alcoba López, años 60 (Hemeroteca Municipal de Madrid)


La presente fotografía, junto a la que encabeza esta entrada, nos permiten apreciar las características del muñeco que representaba al Judas, un pelele confeccionado con ropas viejas y trapos, relleno de paja y colocado en un poste. La figura era aderezada con cintas de petardos, cuyo encendido provocaba una atronadora sucesión de explosiones que anunciaban el inicio de la quema del muñeco.



Fotografía realizada por Antonio Alcoba López, años 60 (Hemeroteca Municipal de Madrid)


Magnífica instantánea que creemos recoge perfectamente el ambiente que creaba la Quema del Judas, en la que además podemos ver uno de los conjuntos de casas que sobrevivieron a las destrucciones de la Guerra Civil, en concreto, las que se situaban en la antigua calle Real, saliendo de la plaza por su lado este, hoy desaparecidas.



Fotografía realizada por Antonio Alcoba López, años 60 (Hemeroteca Municipal de Madrid)


Por último, y tal y como recogía Tomás Descalzo Aparicio en sus memorias:

"Se le prendía fuego y dos personas respetables del pueblo, con sendos palos largos, le daban una soberana paliza ante el alborozo de los vecinos que se habían concentrado a su alrededor."

En definitiva, un gran documento gráfico de Majadahonda y sus gentes en los años 60 del siglo pasado, que tenemos que agradecer al periodista y Doctor en Ciencias de la Comunicación Antonio Alcoba López, prestigioso profesional del fotoperiodismo nacido en 1935, así como a la Hemeroteca Municipal de Madrid, en cuyos archivos se conservan muchas de sus magníficas fotografías.


Javier M. Calvo Martínez

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