No es muy habitual encontrar
espacios en los municipios del noroeste madrileño que se hayan visto poco
afectados por las transformaciones urbanísticas. Por el contrario, lo más
frecuente es que muchos edificios singulares, e incluso barrios enteros, hayan sufrido
enormes cambios o desaparecido por completo. Por ello, resulta muy llamativo
que un conjunto urbano con casi un siglo de historia, se haya mantenido
prácticamente inalterable a lo largo del tiempo.
Este es el caso del barrio
ferroviario de Las Matas, cuyos orígenes nos retrotraen a 1915, momento en que
la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España decidió construir la que
sería la primera estación de clasificación de nuestro país, un enorme complejo
ferroviario en el que poder realizar la descomposición de los trenes y la
formación de los convoyes de vagones con arreglo a sus cargas y destinos.
Dicha estación comenzó a
funcionar en 1919 y, poco después, se decidió la construcción de un poblado ferroviario
en el que alojar al personal de la misma y a sus familias. Los trabajos se
iniciaron en 1922 y se alargaron hasta 1926, dando como resultado un pequeño
núcleo de población compuesto por 38 viviendas, 32 de ellas de planta baja y
las otras 6 en dos bloques de dos alturas.
El conjunto de casas bajas se
situó en paralelo a la vía férrea, extendiéndose de forma lineal a lo largo de
una única y espaciosa calle, que hoy recibe el nombre de San José Obrero. En su
parte alta, esta calle desembocaba en una explanada que conformaba la plaza del
poblado, y que quedaba definida por la iglesia, la escuela y los bloques de
viviendas de dos alturas, cada uno de ellos con sendas casas de una planta
adosadas a sus laterales.
El tiempo ha pasado y Las
Matas ha crecido mucho, pero, como señalábamos al principio, el primitivo
poblado ferroviario, convertido ya en barrio, se ha mantenido prácticamente
igual que en sus inicios. Como es lógico, su calle ha sido pavimentada y sus
aceras mejoradas. Las casas han pasado por diferentes reformas y mejoras que,
afortunadamente, apenas han transformado su estilo y unidad estética, y los
elementos añadidos, como una oficina de correos o la ampliación de la escuela,
no distorsionan en exceso el conjunto original. Por conservar, se conserva
hasta el depósito en altura sostenido por raíles de tren que abastecía de agua al
poblado.
Además, Las Matas ha sabido mantener una estrecha relación con su historia ferroviaria, como demuestra la existencia de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Las Matas (AFEMAT), fundada en 2003; la instalación en sus calles de una locomotora Mikado, otra Talgo y un vagón blindado, tres piezas de gran interés histórico que pueden ser visitadas; o la reconversión de su antigua iglesia, que desde 1998 llevaba desacralizada y en desuso , en un Museo del Ferrocarril tras su rehabilitación en 2009.
Sin duda, Las Matas constituye un gran ejemplo de conservación
del patrimonio histórico-cultural y del compromiso e identificación de los vecinos
con su pasado.
La fotografía muestra el aspecto que ofrecía la actual calle San José Obrero en 1941.
Javier M. Calvo Martínez
(Procedencia de la fotografía histórica: Archivo Histórico Ferroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españoles)